El covid-19 y la renta de los suelos; ¿estalló la burbuja inmobiliaria?

Esto parece de película, el gobierno nacional se niega en afrontar un asunto que viene con la fuerza de un
tsunami: los arrendamientos. La recomendación inserta en el Decreto 579 es un tiro al aire que busca
direccionar -por no decir presionar- a las personas para que logren acuerdos; los arrendatarios que deben
pagar, pese a que la pandemia hubiese tocado a su puerta, dejándolos sin trabajo o a sus negocios
quebrados, y los arrendadores respaldados en el derecho a la propiedad privada.
Pero de fondo el gobierno nacional no ha hecho nada. No se si juzgarlo, finalmente es solo otra rama del
poder público sin poder suficiente para legislar, a Dios gracias. Sin embargo, por las llamadas de clientes
que no saben que pasará, pues sus ahorros no alcanzan para pagar los arrendamientos, me permito poner a
consideración del público un problema que advierto, el problema de la renta del suelo urbano postpandemia.
¿Cómo se construye el precio del suelo? Esta pregunta resulta afanosa desde el tiempo de Marx y la Teoría
General de la Renta. Acá, los economistas juiciosos tendrían que explicar la construcción de la renta desde
la teoría del valor y la existencia de un precio absoluto del suelo derivado de la propiedad privada. Además,
tendrían que referirse a las rentas diferenciales por las bondades agrícolas o su proximidad con sitios de
venta; después aplicarlo al caso de las rentas urbanas, con lógicas diferentes a las del campo.
Pero como no somos economistas, sino ciudadanos preocupados por el futuro próximo, el enfoque al
problema es distinto… más para dummies, más para el ciudadano del común, como el que escribe estas
líneas. Demos un ejemplo: Unicentro. El famoso centro comercial Bogotano que desde 1976 marca pauta
en materia de centralización del comercio, cuyo valor de arrendamientos toca los precios más altos de la
ciudad, con cientos de locales dispuestos a pagar millones de pesos mensuales para disponer de una tienda
que debería vender, al menos, lo suficiente para cubrir el arriendo, los sueldos, los servicios públicos y los
gastos de operación.

Consulte aquí el artículo